Una hierba asiática combate el ebola

Una molécula derivada de una hierba asiática ha demostrado ser capaz de inhibir la infección causada por el Ébola en glóbulos blancos humanos in vitro y en ratones. La nueva investigación, que se centra en el mecanismo por el cual el virus del Ébola infecta una célula, se acaba de publicar en la revista «Science».

El último brote de la enfermedad del virus del Ébola ha causado la muerte de más de 9.500 personas en todo el mundo y ha generado una crisis internacional; y el problema es que el brote parece lejos de estar totalmente controlado. Aunque hay algunos candidatos para tratar la enfermedad, todavía no hay ningún tratamiento o vacuna aprobados.

Robert Davey y Ewing Halsell, del Instituto de Virología en del Instituto de Investigación Biomédica de Texas (EE.UU.), llevan trabajando más de cinco años en la identificación y búsqueda de dianas terapéuticas para la enfermedad del virus del Ébola. Su investigación se ha centrado endetener el virus antes de que tenga la oportunidad de entrar o interactuar con factores celulares, ya que es un primer paso fundamental para combatir la infección.

Como trabaja el virus

El virus, explica en su trabajo, inicia su entrada en la célula al adherirse a varios tipos de proteínas de la superficie celular. A partir de ahí, comienza la infección a través de diferentes mecanismos. Gracias a estudios anteriores, el equipo de Davey sabe que en uno de esos mecanismos un determinado sensor de señalización molecular debe estar activado para que el virus puede seguir infectando.

Además de identificar este mecanismo fundamental para la infección, el equipo de Davey también mostró que algunos fármacos dirigidos a esta interacción eran eficaces y podría convertirse en un posible tratamiento contra el Ébola. En concreto han visto que un compuesto llamado tetrandrine protegía a los ratones de la enfermedad sin efectos secundarios obvios y era el mejor candidato para comenzar nuevos experimentos con animales.

Explica Davey que, esencialmente, el fármaco muestra una capacidad de detener el virus antes de que tenga la oportunidad de interactuar con los factores celulares, deteniendo así su proceso de infección. Su siguiente paso es poner a prueba la seguridad y la eficacia del fármaco en primates no humanos.