COMO QUITAR LA NIEBLA MENTAL


 


 

La niebla mental se describe como un estado de embotamiento cognitivo con dificultades de concentración, lapsos de memoria y sensación de lentitud mental.

Aunque no es una categoría médica formal, la presencia simultánea de varios de estos síntomas (más de tres) incrementa de forma significativa el riesgo de desarrollar demencia en la década siguiente, especialmente a partir de los 60 años .

Siete causas principales de la niebla mental

  1. Privación del sueño: altera la función cognitiva y acelera el deterioro mental.
  2. Estrés sin resolución física: el estrés crónico activa respuestas hormonales y nerviosas diseñadas para la acción física, que al no consumirse generan disfunción cerebral.
  3. Malnutrición crónica: incluso en sobrepeso, faltan micronutrientes esenciales (vitaminas B, yodo, grasas constructivas), lo que afecta la salud neuronal.
  4. Polifarmacia: uso crónico de ansiolíticos, antidepresivos, cannabis, estatinas u otros fármacos que alteran la química cerebral.
  5. Bibliofobia: pérdida del hábito de lectura y de ejercicio mental que cristaliza el lóbulo frontal y disminuye la capacidad de atención.
  6. Declinación hormonal: con la edad bajan hormonas (tiroideas, sexuales) que son fundamentales para mantener el IQ y la salud cerebral.
  7. Enfermedades médicas asociadas: hipertensión, diabetes, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica y otras patologías orgánicas que comprometen la función cognitiva .


Error a evitar

Uso de estimulantes (cafeína, energizantes, “soldier through”) para sobrellevar la niebla mental, pues perpetúa un ciclo vicioso: más estimulantes → peor calidad de sueño → mayor dependencia y deterioro cognitivo

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Recomendaciones prácticas para disipar la niebla mental

  • Nutrición adecuada: eliminar ultraprocesados, cubrir necesidades de grasas “constructivas” (colesterol para membranas neuronales) y vitaminas del complejo B.
  • Ejercicio físico diario: especialmente entrenamiento de fuerza al aire libre y exposición a la luz natural.
  • Hábito de lectura y entrenamiento mental: dedicar espacios fijos en el calendario para lectura activa o juegos de estrategia (ajedrez) que ejerciten el lóbulo frontal.
  • Reducción o eliminación de alcohol (evitar consumo nocturno) y de fármacos innecesarios.
  • Descanso de calidad: sincronizarse con el ritmo circadiano, evitar cafeína mínimo 10 horas antes de dormir.
  • Programa cognitivo guiado: integrarse en un protocolo estructurado (tests cuantitativos y multimodales) para forjar “reserva cognitiva” y monitorizar la progresión


Envejecimiento y mantenimiento cognitivo

A partir de los 40–45 años comienza un declive inexorable de funciones; las mejores condiciones naturales (dieta, sol, ejercicio) no bastan: se requieren intervenciones sistemáticas y multidimensionales para prolongar la lucidez