Los peligros del Azúcar I



Por el Dr. David Servan-Schreiber *

El consumo de azúcar refinado se ha disparado. Mientras que nuestros genes se desarrollaron en un  ambiente donde una persona consumía a lo más 2 kg de miel en un año, el consumo humano de azúcar aumentó a 5 Kg.  al año en 1839 hasta  a la alarmante  cifra de 70 kg al año hacia finales del siglo XX.

El biólogo alemán Otto Heinrich Warburg ganó el premio nobel de medicina por su descubrimiento de que el  metabolismo de los tumores malignos es altamente dependiente del consumo de  glucosa. (La glucosa es la forma digerida del azúcar en la sangre).  De hecho,  el escaneo PET usado comúnmente para detectar el cáncer mide sencillamente las áreas dentro del cuerpo que consumen más glucosa. Si un área en particular se muestra debido a que consume mucho azúcar, entonces , el cáncer es la causa más probable.

Cuando comemos azúcar  o harina blanca – alimentos con un alto índice glicemico – los niveles de glucosa se elevan rápidamente. El  cuerpo inmediatamente libera una dosis de insulina para hacer que la glucosa ingrese a las células. La secreción de insulina es acompañada por la emisión de otra molécula llamada IGF (factor de crecimiento-1 de tipo insulina) cuyo rol es el de estimular el crecimiento de la células. Además, la insulina y el IGF tienen otro efecto en común: aumentan los factores de la inflamación, lo que, como vimos en el capítulo 4 también estimula el crecimiento celular y a su vez actúa como desencadenante de los tumores.

En la actualidad sabemos que los picos de insulina y la secreción de IGF estimulan directamente no sólo el crecimiento de las células cancerosas pero también su capacidad  de invadir los tejidos vecinos.

Adicionalmente, después de inyectar células cancerosas a ratones los investigadores han descubierto que las células del cáncer son menos susceptibles a la quimioterapia cuando  el sistema de insulina de los ratones ha sido estimulado con el azúcar. Concluyeron entonces que se necesita una nueva clase de medicamentos para combatir el cáncer, es decir, medicinas que reduzcan los picos de insulina y el IGF en la sangre.
Sin tener que esperar por estos nuevos medicamentos, nosotros podemos recortar la cantidad de azúcar refinada y harina blanca que ingerimos en nuestras comidas. Se ha demostrado que  simplemente disminuyendo estos 2 componentes en nuestra dieta  hay un rápido efecto en el nivel de insulina e IGF en la sangre. Esta reducción tiene otros efectos secundarios: por ejemplo, una piel más saludable.

La relación entre la sangre con altos niveles de azúcar y la inflamación  parecería no ser obvia. Como podría el azúcar en una taza de café o una trozo de pan blanco con jamón afectar nuestra fisiología? Esta relación parece más obvia cuando hablamos de forúnculos en la piel.

Loren Cordain Phd es un investigador en nutrición en la universidad de Colorado. Cuando le dijeron que ciertos grupos poblacionales cuyo estilo de vida era muy diferente al nuestro no experimentaban el acné ( el cual es causado por una inflamación de la epidermis entre otros mecanismos )  quiso averiguar las razones de porque ocurría esto.  El acné afecta a un 80 a 95 % de los adolescentes de occidente. Con el fin de investigar, Cordain acompaño a un equipo de dermatólogos para analizar muestras de la piel de 1200 adolescentes del resto del mundo : en las isla Kitavan en Nueva Guinea y 130 indios Ache del Paraguay que vivían en aislamiento. En estos 2 grupos no había rastros de acné. En su artículo en la revista Archives of Dermatology, los investigadores atribuyeron este sorprendente hallazgo a la alimentación de los adolescentes.  Las dietas de estos grupos de personas se asemejaban a aquella de nuestros antepasados : no había azúcar refinada ni pan blanco  y por lo tanto tampoco picos de insulina en su sangre.

En Australia, los investigadores convencieron a sus adolescentes a probar una dieta restrictiva en azúcar y harina blanca por 3 meses. En unas pocas emanas los niveles de insulina y IGF disminuyeron. Lo mismo ocurrió con el acné.

*  Traducción de “Anti cáncer a new way of life” por el Dr. David Servan-Schreiber, segunda edición, Enero del 2011.

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