LA ALIMENTACION PREVIENE UN TERCIO DE LOS CASOS DE CANCER
En las últimas tres décadas, los estudios epidemiológicos sobre cáncer y nutrición han mostrado que la ingesta de determinados alimentos, el peso y la actividad fÃsica tienen incidencia en algunos de los tipos de cáncer más frecuentes • “Se estima que un tercio de los casos de cáncer se podrÃa prevenir con hábitos alimentarios saludables”, plantea el doctor Carlos Markmann, quien coordinará el simposio Nutrición y Cáncer durante el XVIII Congreso Argentino de Nutrición
“En los paÃses en vÃas de desarrollo se observan altas tasas de cáncer de la parte superior de las vÃas aéreas y del tracto digestivo, estómago, hÃgado y cuello uterino; mientras que en los paÃses desarrollados suelen registrarse altas tasas de cáncer de colon, recto, mama, útero y próstata”, revela Markmann, también especialista en diabetes y nutrición.
“No hay alimentos cancerÃgenos”, aclara el doctor Hugo Montemerlo, médico nutricionista y especialista en medicina interna. Si bien el estudio de la dieta como factor de riesgo no es simple, debido –entre otros motivos– al largo perÃodo de latencia hasta que la enfermedad se manifiesta, diferentes investigaciones llevan a relacionar la ingesta de determinados alimentos con una menor incidencia de cáncer.
Verduras, frutas y cereales integrales encabezan las guÃas alimentarias saludables, porque contienen fitoquÃmicos, “que en estudios de laboratorio con animales han demostrado proteger contra el cáncer –señala Markmann–. La acción anticancerÃgena de l a vitamina A estarÃa relacionada con su poderoso efecto antioxidante, y con su eficacia para suprimir la actividad en los oncogenes”, que son los responsables de la transformación de una célula normal en una maligna que desarrollará un determinado tipo de cáncer.
Estudios de laboratorio han revelado que otro antioxidante, la vitamina C –presente en vegetales y frutas verdes y amarillas–, inhibe la transformación maligna y reduce el daño cromosómico. Varias investigaciones coinciden en su efecto preventivo en el desarrollo de tumores, en especial en los cánceres de estómago y de mama.
El alfa-tocoferol de la vitamina E –que se encuentra en las semillas enteras, el germen de los granos y los aceites extraÃdos de ellos–, tendrÃa un efecto inhibidor sobre el crecimiento de las células prostáticas. La vitamina E es otro potente antioxidante, capaz de aumentar la inmunidad celular.
En cuanto a la ingesta de fibra, Markmann menciona un estudio reciente llevado a cabo en diez paÃses europeos, que demostró una reducción del 42% en el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. “La fibra, presente en frutas y verduras, acelera y regulariza el tránsito intestinal. Cuando el alimento permanece muchas horas en el intestino, se forman sustancias tóxicas en relación con ácidos biliares, que son precancerÃgenas”, explica.
En cuanto a las grasas, depende de su tipo. Las monoinsaturadas –en las que es rico el aceite de oliva– han sido relacionadas con una reducción del riesgo del cáncer de mama. A la inversa, “se sabe que hay una asociación entre la epidemia de obesidad y la epidemia de diabetes, y el aumento de la incidencia del cáncer, especialmente de mama –apunta Montemerlo–. Si una paciente con cáncer de mama tiene sobrepeso, hay que hacerla bajar porque la cantidad de grasa en el organismo favorece la presencia del tumor”.
“CaracterÃsticas propias de la obesidad, como alteraciones hormonales, inflamación crónica, cambios anatómicos y sedentarismo, se vincularÃan con el incremento de la prevalencia del cáncer”, agrega Markmann.
Montemerlo, por su parte, se ha especializado en manejo nutricional de pacientes con cáncer. “Gracias a los avances de muchos tratamientos –radioterapia, quimioterapia, cirugÃa y drogas–, el cáncer se ha transformado cada vez más en una enfermedad crónica, por lo que la nutrición también ha pasado a tener mayor importancia”.
“Para reducir el riesgo de cáncer –concluye–, hay que tener una alimentación lo más ajustada posible al gasto calórico y proteico de cada individuo, lo más variada posible, y lo más natural posible, de acuerdo con la edad, el sexo, el peso y las enfermedades concomitantes, como hipertensión, insuficiencia cardÃaca, diabetes u otras”. (APF.Digital)
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